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martes, 28 de noviembre de 2017

LA ENERGÍA

LA ENERGÍA


Todo es energía. Los muebles de nuestro hogar, los edificios, nuestro coche, la ropa que llevamos... El aire a nuestro alrededor está impregnado de energía, las plantas, los animales y nosotros mismos estamos hechos de energía.
La fuente más importante de energía y de la que parte la vida es el Sol. Sin sol, las plantas no podrían realizar la fotosíntesis, y morirían, la tierra sin vegetación dejaría de ser fértil y todos los seres que habitamos en ella dejaríamos de tener sustento y llegaríamos a la extinción.
Los físicos nos dicen que lo que diferencia un objeto de otro es su nivel de vibración. Los átomos, las moléculas que componen cada elemento en nuestro entorno vibran a una determinada frecuencia y cuanto más rápido vibran, más sutil es su composición.
Por ejemplo, el agua está formada por moléculas, cuya composición química es H2O. El agua vibra en una determinada frecuencia en su estado líquido que podemos variar si la sometemos a diferentes pruebas. Si metemos una botella de agua en el congelador, estamos reduciendo su vibración, ralentizando el movimiento de sus moléculas y su consistencia cambia. Se transforma en hielo.
Asimismo, si calentamos esa botella de agua, acelerando su nivel vibratorio, volvemos a modificar su estructura energética, convirtiéndolo en vapor de agua.
Pero en los 3 supuestos, su composición básica sigue siendo la misma. Moléculas de H2O. Sólo ha cambiado la vibración y por lo tanto, la consistencia del elemento. De estado líquido pasa a estado sólido (hielo) o sutil (vapor), pero en esencia sigue siendo agua.
Nuestra naturaleza, eminentemente física, está totalmente enfocada a planos de vibración sólidos. Aquello que podemos sentir y tocar es lo que consideramos “material” y nos cuesta mucho más ser conscientes de la energía vibrando a niveles más altos (como el vapor de agua), lo cual no significa que no exista o no sea real.

Aun siendo seres totalmente “materiales”, necesitamos de esa energía sutil en nuestro interior para cumplir con nuestras funciones vitales básicas, fisiológicas, mentales y emocionales. Nuestro cuerpo contiene esa energía vital en su interior y lo gestiona en función de las necesidades del momento.

2 comentarios:

  1. No somos conscientes de nuestro potencial y de lo que somos capaces de hacer.

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    1. Partimos de esa base, de tomar consciencia de que somos y las cosas que podemos llegar a hacer.
      Gracias María por comentar

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