El Reiki nos realinea con nuestro sendero,
fuente y espíritu verdaderos. Hay que concebir que todo tiene
energía Kí, hasta un pedazo de papel o una planta, un objeto de la
habitación el edificio mismo, la ciudad, el país, el mundo, el
universo… y así sucesivamente.
En forma gradual va llegando la compresión
de que hay una cantidad ilimitada de energía, y si bien esta parece
invisible o escurridiza, lo abarca todo. Es esa energía la que hace
que los humanos y los mundos funcionen; es el combustible que pone en
marcha a los humanos y brinda la estructura y el propósito
fundamental de la vida. Esto es Reiki.
Ocasionalmente los humanos reciben un poco
de basura por la tubería del combustible o, para explicarlo mejor,
tal vez sería conveniente imaginar un río que fluye libremente. Este
hermoso río es como la energía, que corre con facilidad por el
cuerpo. En ocasiones, una piedrecilla o incluso una roca, caerá en
el, entorpeciendo el fluir del agua. Estas piedras son las
preocupaciones del ser humano, el temor, el enojo… cada piedra se
depositando una encima de otra. Pronto habrá solo un hilito de agua
que correrá en lo que una vez fue un río hermoso que fluía
libremente.
A esta altura de las circunstancias, se
puede experimentar dolor físico dentro del cuerpo; en consecuencia;
Reiki, lava, limpia las obstrucciones y fortalece ese flujo de
energía.
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