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miércoles, 29 de noviembre de 2017

GESTIÓN DE LA ENERGÍA

GESTIÓN DE LA ENERGÍA



Nuestro cuerpo, mente y espíritu es una máquina perfectamente equilibrada y preparada para asumir los diferentes procesos fisiológicos, mentales y emocionales de nuestra vida diaria.
Dichos procesos son llevados a cabo con energía. La energía vital.
Nuestra mente gestiona el uso y reparto de dicha energía vital para atender los procesos cotidianos: trabajo, reuniones sociales, actividad mental y fisiológica.
Pero esta energía vital es limitada y cada día, nos desgastamos en los múltiples procesos internos que llevamos a cabo. También diariamente recuperamos esa energía mediante el descanso (sueño), el contacto con la naturaleza, la luz solar y la alimentación. Pero no siempre es suficiente. Una mala noche o un disgusto inesperado puede hacer que nuestra energía no se recargue como es debido, mermando así el resto de nuestros procesos y sintiéndonos agotados y desequilibrados.
Ante una situación de estrés, la mente gestiona, según la gravedad del momento la energía interna de la que dispone y la redistribuye para hacer frente a la nueva situación. A veces, debe elegir parar un determinado proceso para atender la falta energética en otro punto.
Por ejemplo, ante un peligro concreto. Un coche que esta a punto de atropellarnos, la mente reacciona, alertando nuestro sistema nervioso y circulatorio, enviando sangre extra a nuestras piernas, haciendo que nuestro corazón bombee más rápido. Si estamos en pleno proceso digestivo, con toda probabilidad, será interrumpido para ahorrar energía y enviarla al proceso que requiere toda nuestra atención. Sufriremos un corte de digestión, pero totalmente necesario según la lógica energética de nuestra mente.
Por esta misma regla de tres, cuando introducimos en nuestra vida una nueva actividad (gimnasio, vuelta al trabajo tras las vacaciones, actividad extraordinaria, etc.) nuestro cuerpo debe redistribuir la energía vital y podemos pasar unos días cansados y desequilibrados, hasta que el proceso se completa y la mente reordena las actividades en función de la energía de la que dispone.

Además, y como parte de nuestro día a día, acumulamos cansancio, desgaste energético que no logramos recuperar con el sueño o el contacto con la naturaleza. Nuestros procesos se ralentizan y además, retenemos energía procedente de nuestras emociones que ocupan un espacio físico y nos dificultan aun más la tarea de reequilibrio energético.


1 comentario:

  1. Yo cada día lo utilizo,y más cuando tengo algún problema en el trabajo. La facilidad y el resultado que da,hace que lo utilice todos los días.
    Y al llegar a casa me realizo una equilibracion y descanso como un bebé.

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