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domingo, 4 de febrero de 2018

LIBERAR EMOCIONES PARA SER MAS FELICES


EL CUERPO EMOCIONAL



También llamado cuerpo astral, es el portador de nuestros sentimientos, emociones y de las cualidades de nuestro carácter, por ese motivo ocupa mas o menos el mismo espacio que el cuerpo físico. En personas poco evolucionadas espiritualmente, sus contornos están poco delimitados y se presenta como una nebulosa que se mueve sin ritmo, y en todas las direcciones.
Cuando más evolucionada (espiritualmente hablando) está una persona, respecto a sus sentimientos, simpatías y cualidades de su carácter, más claro y transparente se presentará su cuerpo emocional.
El aura del cuerpo emocional, tiene una forma ovalada y puede extenderse varios metros en torno a la persona.
Toda emoción se irradiará en su aura a través del cuerpo emocional, este proceso se efectúa principalmente a través de los chacras y en menor medida a través de los poros.
El aura emocional está en continuo movimiento, a la vez que nuestras emociones, si sentimos angustia, furia, preocupaciones, se generan figuras nebulosas, oscuras en nuestro aura, en cambio, si nos abrimos a nuestra conciencia, al amor, la entrega, la alegría las figuras son mas claras y transparentes, son los colores que irradia nuestra aura emocional.

Ninguno de los otros cuerpos no materiales marca con tanta fuerza como el cuerpo emocional la visión del mundo y de la realidad de las personas.
En el cuerpo emocional se hayan almacenadas, entre otras, todas nuestras emociones no liberadas, las angustias y agresiones conscientes e inconscientes, las sensaciones de soledad, rechazo y falta de autoconfianza...etc.
Todas estas emociones emiten vibraciones a través del aura emocional, y transmiten un mensaje inconsciente que se envía al exterior, y aquí es donde se realiza el principio de la atracción mutua, o Ley de la Atracción.
Las frecuencias energéticas que emitimos atraen vibraciones energéticas iguales al entorno y se unen con ellas.
Esto significa que nos encontraremos con personas o circunstancias que reflejan aquello que nosotros queremos evitar, o incluso también aquello que tenemos.
De esta forma, el entorno nos sirve como espejo para todos aquellos elementos que hemos reflejado desde nuestra vida, ya sea consciente o inconscientemente.
Los sentimiento NO liberados del cuerpo emocional aspiran a mantenerse con vida y a crecer todo lo que puedan.

Así es como una y otra vez las situaciones se encargan de repetir las vibraciones emocionales originales, puesto que esas vibraciones son su alimento. La frecuencia de la angustia en una persona atrae situaciones en las que ve confirmada una y otra vez su angustia. Si esa persona encierra en sí agresiones, siempre encontrará personas que exteriorizan las vibraciones de furia y agresión, es lo que está proyectando.
El pensamiento consciente y los objetivos mentales del cuerpo mental tienen poca influencia sobre el cuerpo emocional, que sigue sus propias leyes. El cuerpo mental puede dirigir el comportamiento hacia el exterior, pero no suprimir las estructuras emocionales inconscientes.
Así, por ejemplo, una persona puede aspirar conscientemente al amor o el éxito, e inconscientemente irradiar frecuencias energéticas contradictorias de celos y falta de confianza, que le impedirán alcanzar su objetivo consciente.
Las estructuras emocionales continúan existiendo a través de las diferentes encarnaciones siempre que no se liberen, puesto que el cuerpo emocional perdura después de la muerte física y se une en la reencarnación con el nuevo cuerpo físico. 
Las experiencias no liberadas almacenadas en el cuerpo emocional determinan en gran medida las circunstancias de la nueva vida. Cuando hayamos comprendido realmente y de una vez por todas estas relaciones, debemos dejar obligatoriamente de vernos en el «papel de víctimas» y de atribuir la culpa de nuestras debilidades y miserias a otras personas o a las circunstancias.
Eso significa en si mismo una gran liberación, puesto que entonces ya sabemos que tenemos gran parte de nuestro destino en nuestras propias manos, y podemos empezar a cambiar nuestra vida cambiándonos a nosotros mismos.

La mayor proporción de «nudos emocionales» del cuerpo emocional se encuentra localizada en la zona del chacra del plexo solar. Este chacra nos proporciona el acceso más directo a nuestras estructuras emocionales a través de la vivencia inmediata.
Pero para una disolución de las estructuras emocionales sólo puede producirse a través del cuerpo espiritual, que manifiesta la sabiduría, el amor y la bendición de nuestro yo superior, permitiendo al mismo tiempo conocer las relaciones interiores partiendo de la visión universal y holística del dicho yo.

Este vínculo podemos establecerlo a través del chacra del corazón y del chacra coronal. El yo superior no enjuicia, no divide las experiencias en «buenas» y «malas». Nos indica que tenemos que recorrer determinadas experiencias sólo para comprender qué sentimientos y acciones tienen como consecuencia una separación de la mente divina original, causando con ello sufrimiento, y para comprender y aprender a entender las leyes cósmicas del equilibrio natural. En los ámbitos de la vida en los que hoy nos consideramos «víctimas», en anteriores encarnaciones nosotros fuimos con gran frecuencia los «autores».

Cuando las vibraciones de nuestro cuerpo espiritual se unen con el cuerpo emocional y lo penetran, éste comienza a vibrar más rápidamente y empieza a expulsar las energías negativas almacenadas, que tienen frecuencias menores. Con ello perdemos el recuerdo emocional de estas experiencias y podemos perdonarnos a nosotros mismos y a los demás. A medida que aumenta la disolución de las estructuras emocionales estancadas, el cuerpo emocional comienza a irradiar profundos sentimientos de amor y de alegría incondicional. El aura emocional luce con los colores más claros, intensos y transparentes, y los mensajes que emite al entorno atraen la felicidad y el amor.


Una capacidad que roza lo milagroso para atraer todo lo deseado es la consecuencia natural de un cuerpo emocional plenamente integrado que vibra con las frecuencias máximas que le son posibles.


Fuente: El gran libro de los chakras

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